Bryan le cumple un deseo a su hermanita
Bryan era un chico de 9 años que vivía con su madre, su padre y su única hermanita, una niña de 7 años a quien amaba con todo su ser, porque compartía muchas cosas con ella, como las golosinas compradas en la tienda, los juegos en la casa, las diversiones viendo la televisión y preparando ricos alimentos a todas horas.
La hermanita de Bryan se llamaba Alejandra Guadalupe, pero a ella le encantaba que le llamaran simplemente “Lupita”, le era más práctico, y le gustaba más. Lupita era feliz con cualquier momento; siempre buscaba que todo girara en torno a ella, podría decirse que era una niña ególatra a esa pequeña edad, pero su gusto era que no se perdiera lo infantil.
En un día viernes, lleno de libertad y soledad, Lupita se encontraba viendo un programa de comedia infantil en la televisión, le gustaba mucho, se reía con cada escena de los personajes. De pronto, hicieron una pausa para los comerciales, y ella se mantuvo viendo los anuncios diversos de cada empresa y sus productos. Justo ahí, Lupita ve un anuncio de pañales.
Los pañales que anunciaban en la televisión eran bonitos, le llamaron mucho la atención a Lupita, ella se mantuvo los dos minutos que duró el comercial frente al televisor, imaginándose jugar con esos productos que se le hicieron muy mágicos.
Después que la madre de Lupita y Bryan les dijo que se pusieran a hacer su tarea, la niña se mantuvo pensando mucho en los juegos de los comerciales de pañales, en realidad le habían gustado tanto que no podía olvidar esos productos, y fue ahí cuando sintió la iluminación divina en su ser: los pañales eran el complemento en su vida, lo que a ella le faltaba para ser mucho más tierna e infantil.
A partir de ahí, Lupita permaneció por varios días pensando en los pañales, esos productos se le habían hecho tan mágicos, siempre la excitaban cuando jugaba con Bryan en la casa, corriendo por todas partes, llevando los juguetes para jugar a la comidita y a la familia, donde jugaban con los muñequitos de tela.
Fue así que el deseo de los pañales se arraigó en la mente de Lupita de una forma tan fuerte, ahora todo giraba en torno a los pañales, aunque sus padres nunca compraban nada de eso en las tiendas ni en los supermercados, ella no los sacaba de sus deseos más fuertes, de que cualquier día sucediera.
Fue en otro día, en que Lupita y Bryan estaban acostados en la cama, después de haber dormido un rato, en que la niña sentía los ánimos de contarle a su hermano su mayor deseo y secreto, para ver si podía conseguirle un pañal y hacer muchos juegos con los peluches ahí en casa. Así que lentamente, le fue diciendo la idea en voz bajita, porque era un verdadero secreto.
Cuando Bryan escuchó la idea completa de su hermanita, él le dijo que sí, que sí le ayudaría a conseguir un pañal para los juguetes. Pero primero había que conseguir el dinero suficiente y así poder comprar algunos en las tiendas donde los vendieran, porque él no tenía ni idea de quiénes vendían pañales cerca de su casa.
Bryan se dedicó por un largo tiempo en reunir el dinero suficiente para poder comprar algunos pañales en las tiendas, pero no les alcanzaba, debido a que los vendían por sobres que contenían 10 unidades.
Lupita se había puesto un poco triste, porque quería ponerle pañales a sus peluches, la única opción rápida, era pedirles dinero a sus padres.
Y así fue, Bryan fue con sus padres para proponer la idea de que le dieran dinero para comprar los pañales.
Lo discutieron por unos 10 minutos, pero cuando la madre de los dos chicos comprendió que era para un juego, accedió por única ocasión. Y fue así que les dio dos billetes para que compraran dos paquetes.
Lupita y Bryan se fueron corriendo a la tienda para comprar los pañales. Al volver a casa, los colocaron en una caja decorativa, al lado del peluche de Bryan, y le tomaron una foto.
Entonces, fue así que Lupita pudo cumplir su deseo de tener unos pañales en sus manos, y ponérselos a sus peluches, fue tan emocionante para ella poder hacerlo, se sentía bien, las emociones que tuvo desde los comerciales en la televisión se le vinieron a su ser, sintió que se volvió la niña más feliz de todo el planeta.
Y como buena hermana, le agradeció a su hermanito mayor, el haberle cumplido su deseo, y le dio un beso en su mejilla.
Pocos días después, a Lupita le llegaron unas ideas muy buenas, y lo pensó cuando se estaba viendo en el espejo…
